Cuando una familia viene al estudio habitualmente llega con un poco de timidez, ponerse delante de la cámara impone y uno tiende a sentirse retraído, los chicos que ya son mayores sienten que están haciendo el tonto delante de sus padres y tienden a replegarse, los padres no están acostumbrados a comportarse espontáneamente delante de sus hijos mayores, en fin un lío y por tanto es trabajo del fotógrafo conseguir que todos disfruten al máximo de la sesión fotográfica y obtengan el mejor recuerdo posible