Ayer me dejaron al cuidado de mi sobrino Javier que es el primisimo de mi hija Blanca.

Cuando llegó la tarde empezó el hambre y me pidieron la merienda. Pensé que me los ganaría sin duda si les hacía unas tortitas, pero en seguida cambié de opinión.

Javier y Blanca tienen 9 y 10 años y me pareció que esta merienda se presentaba como una oportunidad genial para darles algo de responsabilidad.

Les dije que si les apetecía merendar tortitas tendrían que cocinarlas ellos mismos, de hecho les dije que tampoco les daría la receta y que tenían que buscarla en internet.

2 minutos de reloj es lo que tardaron en encontrar una suculenta receta de tortitas americanas y en ponerse manos a la obra.
Estuve con ellos supervisando y enseñándoles como es eso de cascar un huevo, y algo con la logística de la vitrocerámica, el resto les dije que era su responsabilidad.

Finalmente supe que no me equivoqué, los niños estaban totalmente preparados para asumir la responsabilidad, y la tarde acabo sin ningún rasguño y con el increíblemente bueno sabor de las cosas que hace uno mismo y a las que dedica su amor y atención.


Por Jorge Bañobre – jorgebanobre@elestudiodeblanca.com